CADENA DE FRIO
La aplicación de frío es uno de los sistemas de conservación de alimentos más importantes y más antiguos que se conoce. Esto se debe a que el frío impide que procesos como la alteración metabólica de proteínas y otras reacciones degraden los alimentos. Por esto es de vital importancia respetar la cadena de frío.
Y es que la Seguridad Alimentaria es un derecho y así está reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, concretamente en el artículo 25 «Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación…». También se reconoce en el artículo 51 de la Constitución Española «Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos de los mismos». De esta forma se garantiza la salud y el bienestar de los consumidores, así como su derecho a informarse de los procesos a los que es sometido el producto en todo el proceso hasta que llega a sus manos. También se regulan las sanciones o expedientes a los que están expuestas aquellas empresas que no garanticen el cumplimiento de la normativa de seguridad alimentaria.
Además de todo esto existe el Códex Alimentarius que recopila una serie de normas alimentarias, códigos prácticos y directrices que se recomienda seguir a todos los países bajo el amparo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Mediante este código se pretende dar unas directrices alimentarias orientativas a nivel internacional para proteger la salud de los usuarios. Establece una serie de requisitos y normas que han de satisfacer los alimentos para garantizar que el producto tiene un estado sano, no adulterado y bien etiquetado. A su vez tiene la intención de facilitar el comercio mundial de alimentos.
Pero además de todas estas instituciones públicas y organismo internacionales que gracias a estas normas, decretos y leyes garantizan la seguridad alimentaria, también es necesario que, en el sector privado, las empresas de los sectores productivos, industriales, comerciales y distribuidores tengan un compromiso por preservar una buena seguridad y alcanzar las máximas garantías para que los productos tengan un estado óptimo en el momento en el que llegan a su consumidor final.
La cadena de frío es un proceso bastante complejo en el que intervienen distintos factores.
En la industria alimentaria se define como la cadena de suministro a temperatura controlada de cualquier producto que precise de un control de temperatura para su distribución y venta. Se ha de respetar en todas sus etapas: producción, transporte, almacenamiento, venta y usuario final. Esto permite alargar la vida útil de los alimentos y evitar enfermedades e indigestiones causadas por estos. De lo contrario se produce una degradación de las propiedades, así como una proliferación de microorganismos patógenos.
Un factor determinante que hay que tener en cuenta es que si la cadena de frío se rompe en alguna de sus fases, el producto debe ser descartado, ya que si volvemos a enfriarlo o congelarlo el daño ya estará hecho y podríamos exponer a un riesgo alto a los consumidores finales. Además de cambios y deterioros en la textura, el sabor o el olor de los productos también podrían verse afectadas sus propiedades nutricionales. Lo más peligroso de quebrantar el proceso de la cadena de frío es la exposición a sufrir una intoxicación alimentaria debido a la ingesta de bacterias que crezcan en los propios productos. Si se rompe la cadena de frío, aunque sea durante un breve periodo de tiempos se pueden volver a activar los núcleos bacterianos, provocando que cuando el alimento se vuelva a congelar, ya esté repleto de bacterias y toxinas que puedan provocar una intoxicación alimentaria.
Además, mantener la cadena de frío correctamente participa activamente a la hora de buscar la sostenibilidad y el cuidado por el medio ambiente. Buscar una seguridad alimentaria que nos permita prevenir el mal estado del producto no solo afecta directamente a los consumidores finales, sino que también es una elección importante a nivel sostenible, evitando la generación de desechos y residuos.
La reducción de temperatura conlleva la consecuente disminución de microorganismos. El frío ralentiza el metabolismo de estos hasta detenerlo en la fase de congelación. Pero si un alimento congelado se descongela, la temperatura aumenta y por tanto el entorno es más favorable para el crecimiento de las bacterias. Si después de la primera descongelación se vuelve a descongelar, el número de microorganismos será mayor y por tanto es más fácil que el alimento se estropee y pueda causar una intoxicación alimentaria.
Para que los microorganismos lleguen a desarrollarse en los productos alimenticios tienen que encontrarse bajo unas condiciones de temperatura y humedad favorables. En el caso de que lleguen a desarrollarse o expandirse muchos de ellos pueden provocar toxinas que, en caso de ser consumidas, pueden provocar enfermedades de diversa índole. Para ello el microorganismo tiene que llegar al alimento o bien multiplicarse a través del mismo debido a una rotura de la cadena de frío o encontrarse a una temperatura incorrecta en alguna de las etapas antes enumeradas.
Existen 4 factores que determinan la rapidez con la que se desarrollan los microorganismos:
· Temperatura
· Tiempo
· Humedad
· Composición nutritiva
Debido a todos estos factores, a la importancia de una buena salud y evitar enfermedades como la Salmonela (corresponde a más del 65% de toxicidad alimentaria) y otras muchas provocadas por los microorganismos que se reproducen si se rompe la cadena de frío. Es de vital importancia tener un equipo optimizado, preparado y de la mayor calidad posible y un mantenimiento preventivo y predictivo exhaustivo que nos permita controlar totalmente la cadena de frío y a su vez nos permita a anticiparnos a posibles fallos de la maquinaria para de esta forma mantener todos los alimentos en un estado de conservación y comercialización óptimo.
LA INVENCIÓN
La presente invención, es una solución para mantener la cadena de frio, fácil para los usuarios que lo deseen, porque pueden compra su bolsa isotérmica rellenable y congelable, en el supermercado en la sección de congelados o bazar y los que lo deseen pueden introducir 1,5 litros de agua y para alcanzar temperatura más baja -20ºC añadir 250 ml de alcohol de farmacia.
La bolsa se convierte en una nevera isotérmica portátil con acumulador de frio incluido que alcanza los -20ºC, garantizando la cadena de frio entre 8 y 12 horas.
Simplemente tiene que doblar o enrollar la bolsa en introducirlo en su congelador hasta alcanzar los -20ºC, cuando van a realizar sus compras, recoger la bolsa del congelador y tienen garantizado el frio de sus compras entre 3 a +8 horas…
EndothermicBag, S.L.